dsc_2517-jpg_138999076Aunque no existen datos precisos de la construcción de la Ermita, la verja de entrada al espacio religioso habla de la generosidad de los Marqueses de Villareal, quienes, al parecer, mandaron construir esta “ermitica”, en sustitución de la que, antiguamente, había en la cima del Cabezo y que fue destruida.

En ese entonces, las mujeres de antaño, imitando la Pasión vivida por Jesucristo, subían al monte y, en cada tramo del camino, depositaban sus rezos y una piedra en el suelo. Con el tiempo, y para evitar que los vecinos continuaran levantando montículos de piedras, los marqueses de Villareal decidieron construir los populares “pasos” de obra.

Existen manuscritos además que hablan del Vía Crucis estrechero y de que éste nació en recuerdo al Beato Fray Diego José de Cádiz. Según la oratoria popular, el religioso andaluz predicaba en la Ermita del Estrecho para después portar en procesión una gran cruz hasta la cima del monte.

Aunque son pocas las personas que apoyan esta última teoría, lo cierto es que la fe y la devoción lograron mover a cientos de feligreses. Por eso, y ante la destrucción que trajo consigo los ataques y bombardeos de la Guerra Civil, el padre franciscano Navarro (1942) promovió, junto con el Marqués de Villalba de los Llanos (familia vinculada a Villa Antonia), la reconstrucción del Vía Crucis. Utilizaron mulas para portar el material empleado y, por iniciativa del marqués, hicieron una cruz empleando postes de la luz, forrados de espejos, para favorecer los reflejos del sol. El esfuerzo y el empeño de todos los estrecheros hicieron que la pesada cruz lograra encontrar un lugar en lo más alto del monte.

En la actualidad, el día tres de mayo, los niños que hacen la primera comunión celebran la festividad de la Santa Cruz sacándola en procesión hasta la “ermitica” donde tiene lugar una misa. Además, y desde 1992, también se cumple con la tradición de que el Nazareno permanezca en la ermita hasta la noche del Jueves Santo, día en el que los vecinos lo llevarán a la iglesia en procesión.

En las fiestas de 1991, una comisión de vecinos tomó la acertada iniciativa de reconstruir los deteriorados pasos e iluminar su imagen nocturna.